No hay que tener un PhD ni ser un experto constitucionalista, mucho menos matemático o físico de la Nasa. Tampoco se necesita haber leído El Quijote, Ulises o las biografías de Churchill y de Hitler al mismo tiempo. No se requiere tener cuenta de Twitter con el chulo azul o más de 100 millones de seguidores en Instagram. Mejor dicho, para responder esa pregunta lo único que hay que tener es sentido común.

El análisis no tiene que ser profundo, para qué, si en Colombia eso pasa desapercibido pues los contenidos que venden son los de los influencers como la Liendra o Luisa Fernanda W.

Dicho lo anterior, que Álvaro Uribe Vélez esté preso (hoy con medida de aseguramiento domiciliaria mientras se adelanta el juicio pero en poco tiempo cuando lo condenen, porque eso va a pasar sí o sí, en una cárcel de ultra máxima seguridad) le conviene a un sector ideológico que ha fracasado en sus intentos de gobernar Colombia, la izquierda. Con Uribe encerrado (y no porque tenga COVID-19) se allana el camino para que los Petro, Fajardo, Cepeda puedan pujar por llegar al solio de Bolívar y hacer de las suyas, tal y como han hecho en los cargos que ya han ejercido y que han dejado pocas cosas a resaltar.

Es una lástima que la competencia política implique un juego tan sucio (¿de qué nos sorprendemos?) y es muy grave que la Corte Suprema de Justicia se preste para ello, como el árbitro que señalará cuando Uribe queda game over.

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